Reconozco que me ha llevado un rato largo leérmelo. Y no porque el libro sea un ladrillo, ni mucho menos, sino porque esta lectora está llegando ya a una edad que es meterse a la cama, hilar un par de líneas y caer en brazos de Morfeo sin llegar a terminar ni el capítulo. Y eso que son de entre 3 y 5 páginas (la senectud se está demostrando implacable).
¿Y qué tal? Pues para mi gusto estupendo. No aporta prácticamente nada nuevo al anterior que era mucho más estupendo peeeero es igual de entretenido y de tarantiniano. Vampiros a placer, ¡incluso momias, que tan pasadas de moda y caídas en el olvido andaban!, buenos que son malos, malos que son más malos... Vamos, que la buena del libro es Beth, que "sólo" mató a su madrastra (ciertamente porque la madrastra era mu mala mu mala). (Y que nadie me venga diciendo que Kacy es mejor, porque les recordaré que en el libro anterior intentó seducir a un asesino, le robó un pastizal y etecé)
Es curiosísimo este enfoque en el que refleja que por unas o por otras todos tenemos un poso de maldad que, menos mal, en la mayoría de los casos conseguimos refrenar.
Total, que mucha sangre gratuíta, se nota que no tiene ningún complejo en gastar litros y litros de ella y cienes y cienes de balas; pero el pobre de
Tarantino cuando vaya a hacer la película y vaya a contratar a la
Megan Fox para el papel de Kacy, se va a tener que conformar con otra más desconocida porque se va a dejar los dineros en ketchups y en rehacer los platós después de todos los incendios provocados (por no hablar de incontables colmillos de plástico) que gasta el autor.
Vamos, que me gusta, que si saca el dichoso Anónimo un tercero (que posibilidades tiene aunque en Santa Mondega haya bajado el índice de población a los infiernos literalmente) allá que voy.
Otro temita que me ronda en la cabeza es... ¿quién es este Anónimo?. Tengo dos teorías al respecto y las dos parten de la misma base: en este mundo en que vivimos y, mucho más, en esta época en la que vivimos, en la cual la Fama es la meta a alcanzar por cualquiera que alguna vez se haya acercado a una cámara de televisión para que su mamá le vea saludando detrás de Belén Esteban... ¿cómo puede ser que alguien escriba libros de ventas millonarias y no quiera poner su nombre bien grande (véase el caso de mi "amado"
Dan Brown)?. Pues mis respuestas son dos:
La primera, e improbable, que siga existiendo gente que no quiere hacerse famosa.
La segunda, y en mi mente retorcida, mucho más problable, que sea alguien que publica cosas serias y ampliamente aceptadas, sobre otro tipo de temas. No sé qué ejemplo poner pero imaginemos a un literato de los que se las dan de guays porque sólo escriben drama, novela comprometida o le echan un verso al resultado (uuufff, en español se me están ocurriendo TANTOS ejemplos...).
Todos sabemos que esta gente que va de subidilla y de "yo no veo la televisión porque es una basura", es como la gente de la calle, que se traga Escenas de Matrimonio y Sálvame Deluxe como cualquiero otro, aunque sea de puertas para dentro de su casa y jure de puertas para afuera que estaba leyendo a Baudelaire mientras escuchaba la Sonata en Re Menor de Domenico Scarlatti. Bueno, pues ésos son los que se avergonzarían de dar salida a su lado gore-cutre y quitarían su nombre de la portada y de la letra pequeñita de la segunda página.
Y una nueva teoría muy rumoreada es que, tal como yo lo siento, este libro lo hayan escrito a pachas Tarantino y
Robert Rodríguez y en breve lo tengamos en pantalla.
Inshalá.
