lunes, 29 de noviembre de 2010

Un reconocimiento tardío

La semana pasada le entregaron el codiciado Premio Cervantes a la escritora Ana María Matute.
Parece que es el año de entregarle galardones a personajes que llevan largo tiempo a la cola del pescao'. Me debato entre la duda de si lo hacen por justicia poética o porque cuando no tienes ningún favorito claro es políticamente correcto dárselo a un consagrado en vez de a un desconocido... (o sea, que si se lo quisieras haber dado, lo habrías hecho cuando sacaron su libro-bomba).
Hace poco le entregaron el Nobel a Vargas LLosa y ahora el Cervantes a Matute.
En los dos casos son escritores que personalmente no me gustan, pero que comprendo que se merecieran tal reconocimiento. O quizá un premio a la trayectoria...
De hecho después de leer una entrevista con la autora, posterior a la concesión del premio, me he enterado de que su propio libro favorito es Olvidado Rey Gudú.
Poseo un ejemplar. En dos tomos porque es un tocho considerable. He intentado leerlo en un par de veces y se ha quedado en intentos porque me aburre considerablemente.
No por ello le quito mérito a la mujer.
Que usted lo disfrute.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

36. El tiempo entre costuras


Por fin. Por fin. Por fiiiiiiiiiiiiiin.


Por fin una maravillosa flor en un campo de nabos.

Qué gusto de libro.


Creo que podría terminar la crítica con lo que he dicho previamente, pero como me parece que el libro merece que su post tenga una pequeña prestancia, pues voy a comentarlo someramente.


La protagonista es Sira Quiroga, una joven modista nacida en el Madrid castizo de la década de 1910. Crece en un entorno humilde y entra de niña a trabajar en el taller de confección en el que trabaja también su madre. Después de años de una vida normal y corriente, su vida empieza a cambiar, girar y entrar en un torbellino de sucesos que comienzan con un nuevo amante, un nuevo destino (Tánger) y un futuro incierto, regado con el ambiente del Protectorado Español en Tetúan, la Guerra Civil y la II Guerra Mundial.


Tiene un ritmo perfecto, unos decorados estupendos, unos protagonistas con la profundidad justa, una trama que te atrapa y te atrapa (¡un libro de los que llevas a todos lados y te pide ir leyendo pizquitas en cualquier momento!) y una prosa perfecta, ni cargante, ni afectada.


Me ha encantado. De verdad, en un año en el que no estoy haciendo muchos aciertos sonados, este libro entra a resarcir lo anterior.


Me alegro muchísimo de haberlo comprado ese día que entré en La Casa del Libro y vi que su autora, María Dueñas, estaba firmando ejemplares, me pareció una razón tan buena como otra cualquiera (así que sí, encima lo tengo firmado y dedicado). Partiendo de la base en que lo descubrí hace ya casi medio año y no me lancé porque me pareció caro... pues vale lo que cuesta. Y eso ya es mucho decir.


Re-co-men-da-dí-si-mo.

lunes, 8 de noviembre de 2010

35. Monsignor Quixote



Vale, por fin lo he conseguido terminar.

Creo que con esa frase ya lo he dicho todo, pero como no quiero ser tan radical, pues voy a puntualizar.

A ver, resumen general:
Un cura del Toboso, apellidado Quixote y de dudosa ascendencia famosa, es ascendido a monseñor gracias a haber recogido a un viajero accidentado en la carretera. Le ayuda, le lleva a comer a su casa y al final descubre que el buen señor es arzobispo, prelado o algo similar.

En agradecimiento a su su buena acción, el digamos prelado solicita la categoría de monseñor para Quijote.

Éste hecho indigna al obispo de la zona a la que corresponde el Toboso, el cual decide invitarle a tomarse un "periodo vacacional" durante el cual será sustituído por el típico cura trepilla y lameculos del dicho obispo.

A la vez el alcalde del Toboso pierde su condición de tal y como están los dos compuestos y sin nada que hacer, se deciden a montar alegremente en el 600 del señor cura (denominado Rocinante) e irse por las carreteras de la España profunda. Se me ha olvidado mencionar que el alcalde se llama, curiosamente, Sancho (realmente es Sanza, pero el cura le llama siempre de la otra manera).

Total, que ya tenemos la historia montada: un cura idealista llamado Quijote, un alcalde comunista llamado Sancho y un coche llamado Rocinante.

A partir de ahí obviamente lo que tenemos es una ennumeración de altos en el camino en el que se producen situaciones confusas en las cuales ambos dos salen mal parados, no por intención sino por malentendidos.

Todo esto aderezado por alegres conversaciones que tratan de los ideales y la moral cristiana/católica y los comunistas.
Los molinos de viento han cambiado por guardias civiles y también está la cúpula jerárquica maligna de la iglesia para cortarle las alas al cura progre y comprensivo.
Hasta la mitad el libro para mi gusto es un muermo de la pera, arquetípico y sin sal. Quizá para lectores foráneos a los que no han taladrado toda su vida con clases de literatura hablando de El Quijote, la estructura y las situaciones puedan parecerle entretenidas. No es mi caso. Porque como ya sé de qué va la gran obra de Cervantes, esta no me aporta nada.

Después mejora algo. Los últimos capítulos son los mejores, pero tampoco para echar las campanas al vuelo.

Así que, si queréis leer la versión -2.0 pues yo os regalo la mía.
Pd: No he puesto hipervínculos ni a Cervantes ni a El Quijote. Me parece indigno.

jueves, 4 de noviembre de 2010

34. Não me contes o fim



¿Cómo? ¿No me cuentes el final? ¿Pero tú no estabas leyendo el de Monsignor Qixote???
Pues sí, pero es que me estaba aburriendo un poco de la discusión Dios vs Comunismo y necesitaba cambiar de lectura.
Éste libro me llevaba acompañando desde Mayo que aterricé en Portugal y se vino conmigo.
Por el resumen de la contraportadilla me imaginaba yo que iba a ser mucho más activo y con una trama policiaca-amorosa (dice algo así como que el ex-novio de la protagonista viaja a investigar un suicidio colectivo acaecido en la isla del hotel donde ella trabaja). Pero oyes, ni la sombra de lo que yo me imaginaba.
Todo el libro parte de la narración de la protagonista sobre los seis meses que pasó trabajando en un resort en una isla brasileña. Junto con esos recuerdos entrelaza retazos de su vida anterior, que explican por qué terminó ella una temporadita en un lugar tan remoto.
La verdad es que no ha sido lo que yo me esperaba y tampoco me ha aliviado el tiempo entre lectura y lectura del libro de Greene. O sea, que el ritmo es un tanto lento.
Además la historia encadena desgracia tras desgracia, que la chica dice que los seis meses en la isla fueron los mejores momentos de su vida... pues qué horror de vida.
No sé, no me ha entusiasmado. Por lo visto Rita Ferro, de la cual yo no tenía ningún dato previo, debe ser una escritora portuguesa bastante prolífica y respetada, hija de escritores y nieta de escritores.
A mí la historia me ha parecido forzada entre tanta desgracia fortuita y provocada, muy poco créíble. Y además la señora intenta darle un final redondo a todos los personajes, en plan: éste se casó con ésta, estos dos tuvieron un hijo, éste se fue a la cárcel y éste murió y su mujer le penó eternamente hasta que se lió con fulanito.
Vamos, que no está muy allá, pero que como lectura de intermedio pasa. Que he comprobado que no tengo ningún problema en leer en portugués (y si yo lo entiendo significa que cualquiera puede hacerlo). Y que la próxima vez que quiera comprar un libro en portugués a lo mejor pregunto primero a un librero o persona de la calle con criterio, quiénes son los autores y las obras que lo están rompiendo.

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