Para empezar el año siendo cumplidora a tope con mis propios objetivos marcados, aparece abriendo el año una relectura.
La sombra del viento fue un libro que me fascinó en su momento (esto es, su propio momento de publicación, compré la primera edición que, por una serie de vicisitudes -llamémosle préstamo interamigos- terminó hecho un guiñapo y tuvieron a bien comprarme uno nuevo, pero claro, ya no es primera edición. En fin, podría haber sido peor).
Me recuerdo a mí misma devorándolo, completamente sumergida en la trama y posteriormente decir rotundamente cosas como "es el mejor libro que he leído en mi vida y eso que he leído muchos". Durante un tiempo incluso lo creí... una va haciéndose mayor y se alegra de poder haber superado el momento fan. Lo cual tampoco pretende desmerecer el volumen.
Bueno, desde el 2001 hasta ahora han pasado 11 años y durante este tiempo el recuerdo del libro se me había ido agriando (esto fue propiciado, entre otras cosas, por lo poco que me gustó el juego del ángel) y me encontré mirándolo como con recelo, con esa cara de... "Pero a ver, piltrafilla, ¿Serás tú de esos que aguantas la relectura?" que no hay tantos como pueda parecer a priori.
Y un día de la semana previa a las navidades, en mi parra natural, me acerco con mi chico al Carrefour a comprar un pino y me hacen un descuento para la siguiente compra. Conociéndome como me conozco, que siempre pierdo esos vales, me dije a mí misma que esa compra tenía que ser inmediata y Cacho me dijo que si no me quería comprar el último del Zafón. ¿El último del Zafón? Si ni me había enterado de que existía eso. ¿¿¿¿Y encima era el último de la trilogía???? Huuuy, malo, si no me había enterado, malo, si no había visto/leído la noticia, malo, si no había oído comentarios... malo. Pero bueno, a caballo regalado y siendo el remate de la historia, había que darle una oportunidad.
Pero no me apetecía empezar por él directamente porque ya hacía mucho tiempo que no leía los anteriores y el recuerdo iba a estar bastante reseco. Así que me propuse leer primero éste, luego el juego del ángel y rematar con el prisionero del cielo.
Dicho y hecho.
No os voy a contar el planteamiento del libro porque es vox populi y lo podéis encontrar en cientos de miles de reseñas, así que voy a lo de siempre, a cómo me ha hecho sentir a mí.
La pregunta clave es ¿Ha aguantado la relectura? Y la respuesta es... al principio a duras penas y de la mitad hacia el final, sobradamente.
O sea, me costó muchísimo volverme a meter en la historia, el ritmo se me hizo lento y los personajes no me llegaban a atrapar, hasta que aparece Bea, es la que hace resurgir todo el alma del libro. A partir de ahí el ritmo se hace más rápido y la historia se oscurece.
Igual que la otra vez, me parece que hay personajes importantes a los que se les da mucho bombo y finalmente son abandonados a su suerte, el ejemplo más claro es el de Clara, que durante un buen número de páginas es el centro de la acción y luego desaparece de un plumazo reconvertida en solterona solitaria.
Igual que la otra vez, me parece que hay personajes geniales, como Fermín.
Igual que la otra vez, los escenarios son alucinantes, creíbles, tangibles, sensoriales... soy perfectamente capaz de evocar esa Barcelona de principios de siglo pasado, su arquitectura, sus olores, sus callejas...
Igual que la otra vez, pienso que es una buena historia, que es un buen libro, pero desde luego ya no creo que sea el mejor. Lo siento, durante un tiempo estuviste en lo más alto, ya dicen que lo difícil es mantenerse.
La nota, a día de hoy, es un 8.
Ah! Y una última cosa, como innovación he decidido compartir con vosotros las frases que, en ocasiones, rescato de las lecturas, no son necesariamente útiles o trascendentales, son frases que simplemente me gustan. (Para regodearme un poco más en mi aversión a Albert Espinosa diré que por mucho que él se esforzó en crear aforismos, todos parecían de plástico fino, así que -atención, escritor en ciernes- no te tomes la libertad de creer que puedes escoger tú por mi las frases que debo recordar).
- París es la única ciudad del mundo donde morirse de hambre todavía es considerado un arte.
- Los regalos se hacen por gusto del que regala, no por mérito del que recibe.
- La vida pasa volando, especialmente la parte que merece la pena vivir.
- Lo difícil no es ganar dinero sin más, lo difícil es ganarlo haciendo algo a lo que valga la pena dedicarle la vida.
No voy a comentarlas, no voy a justificarlas, simplemente son frases que voy escogiendo. Normalmente no guardo tantas. En la mayoría de las ocasiones no guardo ninguna, lo que pasa es que este primer libro da para mucho...