miércoles, 13 de octubre de 2010

33. El laberinto de las aceitunas

EL LABERINTO DE LAS ACEITUNAS. EDUARDO MENDOZA.

Hacía mucho tiempo que no leía nada de Eduardo Mendoza y la verdad es que tenía ganas, así que, cotilleando por el rastro un Domingo, apareció este librito. Y me hizo gracia. Y lo adopté.

Es la segunda parte del Misterio de la Cripta Embrujada. Yo no he leído el primero, pero esto se lee perfectamente con independencia del anterior. La cosa es que tiene el mismo protagonista (en este libro no viene el nombre, así que para mi es desconocido), un interno en un manicomio barcelonés, que por azar o destino se mete otra vez en problemas que acaban con una actividad detectivesca en toda regla. (La aventura del tocador de señoras es el cúlmen de esta trilogía).

La intención del autor es la de hacer una sátira del género de detectives-misterioso.

Hasta ahí bien. Ahora, demasiado rebuscado.
Si lo que quiere provocar es la risa no lo logra para nada. Porque es demasiado forzado.
Usa un lenguaje increíblemente no coloquial y lo aplica a situaciones mayormente absurdas, lo cual resta gracia al ambiente y a la situación. Conozco unas cuantas palabras del idioma castellano y de este libro hay un 10% que es la primera vez que oigo. Y no me he traído el diccionario de castellano a Madrid... así que hay frases en las que me he perdido.
Para muestra un botón, un trocito de una de las primeras hojas.
La parte irónica es que un loco utilice tan alto hablar, pero es que ni un Real Académico utiliza tantos vocablos en desuso cotidiano. Que Pérez-Reverte dice más tacos que mi abuelo jugando al mus...

Y la trama es demasiado liosa, parte de una situación comprensible, con un cierto desenlace. Pero a partir de ahí sigue una trama en la que no te explican los porqués de nada y culmina con un final que sabes que es final porque hay un punto y la siguiente página está en blanco.

O sea: ¿Entretenido? Bueno, pasable. ¿Divertido? No, de ninguna manera. ¿Consigue el objetivo de satirizar el género? Pues yo creo que tampoco, porque no deja de ser una novela de detectives en la que no se entiende ni la mitad de lo que dice el protagonista.

Vamos, que a mi parecer Eduardo Mendoza ha escrito libros mucho (y mucho mucho) mejores que el presente.


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Y ahora unas notitas al pie, que no son otras que curiosidades varias derivadas de la compra de artículos de segunda mano.
Muchas veces, cuando compras un libro de segunda mano, encuentras "regalos" olvidados por los dueños previos y que, personalmente, me encantan, porque despiertan mi imaginación y empiezo a pensar en cómo sería, hombre, mujer, rico, pobre, joven, viejo... etc.
Éste en concreto tenía dentro varios tesoritos.
El primero y más voluminoso: una factura del restaurante Arcos de la Corredera, en San Martín de Valdeiglesias, Madrid.
Si ampliais la foto podréis descubrir que alguien se pegó una comilona abundante y no carente de buen gusto (ibericos, boletus, gambas, rape...) y que la factura fue espléndida (contemos con que la cuenta es de hace 10 añitos ni más ni menos).
A parte de que el dueño tenga un buen paladar y mejor bolsillo, también me hace pensar que este menú se consumió mucho después de la adquisición del libro, porque la edición es del 82 y no creo que estuviera esperando en la balda de una librería sino en la balda de casita. Así que es posible que hasta lo releyera (qué animado, por Dios).
Otro tesorete que iba dentro del libro, eran dos tarjetitas de visita de distintas personas, con su número sin prefijo y todo... En la cara B de una de ellas hay una lista de palabras, que por alguna razón al lector le parecieron o muy difíciles o llamativas, no sé. (Quizá la pederastia hace 10 años era algo más desconocido, pero lo dudo mucho desgraciadamente). Pero vamos, ha subido mi ego porque me he dado cuenta de que no soy la única que necesitaba un diccionario. Ahora, que se cansó pronto, porque como yo, descubrió que no necesitaba sólo una tarjetita para apuntar, sino la guia telefónica de Madrid, así que prefieres saltarte la pregunta y quedarte con la duda, a eternizarte en la lectura.
Y no creo que la dueña del libro fuera la Srta. Carmen Martín, yo creo que tanto la letra, como la comilona (por su abundancia) es más cosa masculina que femenina.
¿Qué os parece?

7 comentarios:

  1. Como me gusta encontrar cosas interesantes en los libros de segunda mano, esas dos están muy bien. Creo que pueda ser de hombre, tienes razón. Yo también busco las palabras que no sé, pero las busco después. O sea que sólo marco las palabras que realmente me suponen un problema o me llaman la atención. Y bueno, no las busco siempre. Uno de los recursos de Mendoza es ese tipo de lenguaje, elevado y tan poco convencional. En "La aventura del tocador de señoras", el protagonista lo usa continuamente. De todas formas, hace mucho que leí "El laberinto.." y no recuerdo mucho de él. Sé que la primera parte (de la cual hay una película con José Sacristán) no me entusiasmó nada.

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  2. A mí me gustan mucho los libros de E. Mendoza. Es cierto que usa un lenguaje distinto al que se suele encontrar en libros de otros escritores, pero no lo considero excesivamente complicado de leer. Este libro me lo leí hace muchos años ya y me resultó muy entretenido.

    Saludos!

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    1. Podrías aclararme estes conceptos?
      ¿Quién poseía el dinero al principio? Es decir, si Ceregumio Lavaca no era el ministro, de donde lo sacaba? O es que el Ceregumio Lavaca sí existía y fue el actor Toribio quien lo suplantó y se quedó con el dinero?
      A quien iba destinado el maletín? Suponiendo que tal ministro existiese, el dinero pertenecía al gobierno, pero, a quien iba dirigido? Que tenía que ver la empresa de aceitunas en todo ello?
      Quien era el Caballero Rosa? Acaso él era el destinatario?
      Que pintaba la sala de los ingleses allí y por qué se conectaba con el monasterio? Y por que lo menciona María Pandora?

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  3. troops are Coach Outlet still being attacked on a daily basis,ceremonies Moncler Coats,Sports
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    culminating with the final withdrawal,that face the struggling democracy.

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  4. VOY A SPOILEAR UN POCO:
    No he entendido la trama, al igual que tú, pero a ver si alguien me puede explicar estas dudas:
    ¿Quién poseía el dinero al principio? Es decir, si Ceregumio Lavaca no era el ministro, de donde lo sacaba? O es que el Ceregumio Lavaca sí existía y fue el actor Toribio quien lo suplantó y se quedó con el dinero?
    A quien iba destinado el maletín? Suponiendo que tal ministro existiese, el dinero pertenecía al gobierno, pero, a quien iba dirigido? Que tenía que ver la empresa de aceitunas en todo ello?
    Quien era el Caballero Rosa? Acaso él era el destinatario?
    Que pintaba la sala de los ingleses allí y por qué se conectaba con el monasterio? Y por que lo menciona María Pandora?

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  5. Puedo responder algunas de esas preguntas:

    -El dinero es de el supuesto actor llamado Muscle Power aunque en verdad se llama Toribio Pisuergas; saca el dinero no se sabe donde pero sí para qué: Es para sobornar a un funcionario etc.
    -El caballero rosa en ningún momento del libro dice quién es pero se da por hecho en una parte del ultimo capitulo,en mi opinión es María Pandora amiga periodista de `La Emilia´e hija del señor Plutarquete.Según el texto dice que María ha sido imputada por el asesinato de Toribio.
    Espero que halla servido de ayuda. ;)
    Que sepais que tengo 14 años y soy muy culto eh. XD

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  6. A propósito de las Aceitunas:
    http://www.ciudadrealdigital.es/barricada-cultural/1181/Memorias/recientes/(2)

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