Ahhh, por fin, ¡qué bien sienta leer algo que te deja satisfecha mentalmente! Algo en el que el autor cuenta con que tienes un mínimo de inteligencia básica que va a lograr que comprendas todo lo escrito aunque no tengas un doctorado cum laude en una universidad de renombre. Creo que esta buena sensación de índole intelectual no la tenía desde mi adorado The end of Mr. Y.
Efectivamente, la elegancia del erizo está escrita por una profesora de filosofía que, continuamente plasma partes de su saber. El tema es novedoso, los personajes profundos y la trama entretenida.
Me ha encantado el personaje de la señora Michel, una portera muy lista que se hace la tonta porque la conviene y porque es parte del rol de los porteros arquetípicos. Ahora, también diré que quizá es un poco forzado. Porque, efectivamente, de una persona sin unos estudios certificados y en un puesto de baja relevancia, nadie estima a priori una inteligencia despierta y activa. Pero también diré que creo muy difícil que de manera autodidacta aciertes siempre a coger de la balda de la biblioteca obras de la literatura universal y ensayos filosóficos, ni mucho menos que llegues a entenderlo. O sea que sí, personaje novedoso, tema original pero un punto de sobreactuación clarísimo.
Más creíble me parece el papel de Paloma Josse (por cierto, tener una hija que se llama Paloma y otra Colombe ¿no es ponerles el mismo nombre en dos idiomas distintos?) por aquello de que los niños superdotados y además frikis de espíritu tienen ideas arrolladoras, para bien y para mal, porque además son radicales. Peeero, tengo otro pero, me parece que en su lista de razones para morir o para vivir, es forzada su elección final porque la niña tiene claro escoger a) desde el primer capítulo y que en el último de la vuelta a la tortilla de manera tan aplastante. No lo veo yo.
Dejando de lado que también me gustan el resto de los personajes porque tienen unos papelones estupendos, diré que, cómo no, no me ha gustado nada el final.
---- Atención: no leer a partir de aquí porque voy a hablar del final y no quiero chafarselo a nadie con intenciones de tragarse el libro-----
Otra vez final dramático. Otra vez concepción de que el final dramático está sobrevalorado y además es fácil. Sí, facilón, porque si pones una muerte en tu novela todo queda mucho más solemne y aparente y además el resto de los personajes tiene que reaccionar con todo lo que ese verbo implica y dejar translucir sentimientos que de otra manera no saldrían a la luz.
Pero es que creo que es innecesario y una manera de rematar sencillísima. Hacer un final feliz y creíble me parece una labor mucho más merecedora de halago. Porque si digo: y fueron felices y comieron perdices, suena a Disney y a poco creíble. Pero si cuando la acción está entrando en un punto terminal desde donde habrá que replantear toda la trama y tomar decisiones arriesgadas, es sencillísimo causar una hecatombe que barra a uno de los personajes principales y así esas decisiones quedan abortadas. Error. No me gusta. No me convence.
Así que, conclusión: el libro está estupendo pero un poco pasadito de listo. Y el final huele a que la película se tenía que terminar a las 2 horas y cuarto exactamente. Muy recomendable.
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