jueves, 13 de enero de 2011

1. El Cid



Empezamos el año con una publicación muy apropiada para que la lea una burgalesa como yo, "el Cid".

Olé, si es que suena rotundo, epopéyico, cañí... como lo define el autor en la última página (no textualmente) el héroe español histórico más conocido internacionalmente. Ya. Me alegro de que el señor Corral sea súper fan del Cid, pero no le veo yo con tanto reconocimiento mundial como le quiere pintar.

Digamos que durante mucho tiempo he tenido ojeriza a este libro y me he resistido a leerle, por un cierto aprecio a otro investigador. Me explico. En mi, digamos, multidisciplinar carrera de humanidades, he tenido un profesorado de lo más variopinto. Como en todas las facultades, supongo, había más de los malos que de los buenos.
Si tuviera que escoger, me quedaría con cuatro profesores que, digamos dejaron huella o muy buen recuerdo en mi, dos eran del área de arte y dos del área de medieval.
Bueno, pues ya centrándonos, uno de los de medieval era "el Peña", Francisco Javier Peña, que era un señor encantador, buen docente y que además me recordaba mucho a mi padre y creo que por eso me caía aún mejor. Vale, pues el Peña estaba emocionadísimo escribiendo un libro del Cid con todos los datos que él había ido extrayendo de distintas fuentes y que iba a ser la novela que le reportara un poco de notoriedad, no sólo en ambientes puramente científicos, sino entre el público general y de Burgos en particular. Pues cuando estaba a punto rematar y publicarlo apareció el señor Corral eclipsando cualquier otro libro cidiano que pudiera haber en los alrededores. Pobre.

Y después de todo este súper resumen, ¿por qué terminé adquiriéndolo finalmente? Pues porque alguien lo donó generosamente para el mercadillo scout que hace mi novio todos los años, y como tienen precios populares, estaba bien tratado y la edición era elegante... me lo llevé.

Ha estado un tiempo en espera y salió de su letargo el pasado diciembre. Apuf. Si llego a saber lo peñasco que me ha resultado, lo dejo en permanente hibernación. A lo Walt Disney, 50 añitos congelado...

Es demasiado largo para lo que tiene que contar. Y oyes, que la historia no es mala, que el Cid tuvo mucha animación en su vida, que si guerras a tutiplén, que si destierros, que si reyes que le quieren mal, que si árabes que le querían a la vez bien y mal, que si hijas maltratadas (supuestamente) por sus prometidos... Pues el autor coge todos estos hechos popularmente conocidos, los elimina, se inventa otros y los adereza con miles de datos que ha encontrado buceando en la literatura histórica más fidedigna.

Así que ni mencionamos ni a la Tizona, ni a la Colada, Babieca, ¿quién es Babieca?, a sus hijas las deja "colocadas" estupendamente con descendientes de reyes, ninguna niña le aclama como buen vasallo si tuviera buen señor y, por supuesto, no gana ninguna batalla después de muerto.

O sea, que me trago todo el tostón, que dice ser novela histórica (para mí eso significa historia recreada en la que meto los detalles más atractivos para el lector pese a que sean falsos y le doy un tinte de credibilidad histórica general. Porque es novela y puedo mentir. Si fuera libro científico no, pero aquí podría haber metido rollo folletinesco a tope). Aquí el autor se hace el digno y pasa totalmente del Cantar de Mío Cid y quita todo lo que los demás estamos esperando encontrar en algún punto.
Ahora, sangre y vísceras y torturas y debates irreales con moros y cristianos, todos los que quieras. Que quedan mucho más elegantes, dónde va a parar.

Y el señor Corral, muy en su papel de profesor, empieza explicándote hasta el más mínimo detalle, que llevaba 20 hojas leídas y todavía estaba describiendo la ropa. Muuuuy lento. Rompe continuamente el ritmo de la novela con datos y explicaciones innecesarias. Y repetitivo, repe-repe-repe repetitivo. Amos, estuvo don Rodrigo Díaz de Vivar mirando desde el alto de la Cebolla a Valencia varios siglos, pero a puntito de conseguirla, ¿eh? eso indudable.

O sea, que la novela se salva porque la propia historia del Cid tiene muchos sucesos, pero el relato es un quiero (hacer una novela) y no puedo (porque me sale la vena de profesor de historia y aburro).

Qué bien que lo he terminado y puedo lanzarme a otros menesteres.
Cantero, ya sabes que este libro tiene tu nombre ahora.

Un hueco liberado en mi estantería, un gran espacio para otra cosa mejor...

Pd: Puntuaciones, voy a unirme a esta moda: 6/10
Pd2: Ya me fastidia que este libro se quede como portada del álbum de 2011.

5 comentarios:

  1. Perdona Ana pero no sé si lo he entendido. ¿Es una novelización del Cantar de Mio Cid? ¿o es el propio Cantar que se queda en El Cid? Si es lo segundo, esas revisiones suelen estar llenas de acotaciones para poder leer la historia, y luego también me pregunto si está en el castellano original o es una versión adaptada o quizás "bilingüe". En cualquier caso hay que tener lo que hay que tener para darle un 6 al escrito más antiguo más conocido del español. Mis respetos.

    P.D. seguro que se puede quitar esa foto...

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  2. Qué va. Es una novela sobre el Cid en castellano actual y punto.
    De hecho me gusta muchísimo más el propio Cantar, de largo...
    No le doy un 6 al Cid (estaría bueno, al Cid le doy un 12!) si no al libro.

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  3. Hola! He llegado aquí no se muy bien como pero... me ha gustado :)

    A veces sucede que disfrazan los libros de " novela histórica " y cuando lo leer, te das cuenta de que si historia si es... pero historia de la mente del autor. No real.

    El Cantar merece un 10 sobre 10. De este, al final hasta me has sorprendido que le pusieras un 6, pensé que serías "mala". jeje

    Un saludo, nos leemos :)

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  4. Bienvenida Ochentera, me alegro de que hayas tropezado conmigo y te quieras quedar.
    Le he puesto un 6 porque en el fondo no es horroroso y porque de momento estoy generosa, que el año acaba de empezar ;)

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