jueves, 2 de febrero de 2012

2. El prisionero del cielo



EL PRISIONERO DEL CIELO. CARLOS RUIZ ZAFÓN

Mi primera acción al tomar este libro en mis manos fue hacerme preguntas filosóficas: ¿Cómo puede ser tan fino? ¿Realmente será el final de la trilogía? ¿Será un libro paralelo que no tenga que ver? ¿Será mejor que el juego del ángel? Qué será, será... whatever will be, will be, the future is not ours to seeeee, que será, será, what will be, will be.

En fin, que pensé releerme los dos previos, en el orden en el que salieron al mercado, para que así estos imponderables me duraran más tiempo, pero al final no fui capaz de controlarme. Y como total:
a) Sabía que el juego del ángel daba un salto atrás en la historia  - o sea, tendría que haber empezado por él
b) Pero, no había querido empezar por él porque realmente no me gusta
entonces,
c) Podía seguir haciendo todas las trampas que quisiera y leer en el orden que me placiera.

Y oye, acerté. Cronologicamente viene después de la sombra del viento. Y la trama es contínua. Ha habido un pequeño salto, llamemosle churumbel ya nacido y crecido, pero seguimos en los mismos escenarios.

En este libro el protagonista indiscutible es Fermín Romero de Torres, personaje entrañable y leído donde los haya. Que menos mal por otra parte, porque Daniel -si ya era sieso de por sí- pues se vuelve mucho más aún. Y a Bea la han puesto a criar al niño y llevar las cuentas de la tienda, qué modernos.

La acción se centra en el pasado de Fermín, quién es en realidad, qué episodios oscuros de su pasado le hicieron tomar ese bonito y folclórico nombre y porqué el señor Fumero estaba tan empeñado en decorarle el body al más puro soplete free-style. 

¿Nos deja algo en claro? Mu poco. Algo hay, que no se lo quito, pero las grandes dudas no se solucionan y además la historia se pone rocambolesca por demás; con saltos atrás en el tiempo (hop, personajes de la sombra del viento, hop, personajes del juego del ángel) y apariciones estelares de personajes como la mamma de Daniel. ¿Un poco forzado, no? Pues sí. Totalmente sí. Que no digo yo que no esté interesante, pero que también está forzado.

Vuelve otra vez a pincelar personajes que parece que van a ser esenciales en la trama para,cuando le da la gana, abandonarlos sin pena ni gloria. Uno de los que retoma, parece que con fuerza, es el de David Martín, o sea, el prota del juego del ángel, que conoce a Fermín en la cárcel y en un acto de generosidad sin medida, le regala un sistema de huida de allí (¿Por qué no lo utilizará él mismo? En fin, será que es un poco como Rappel, que nunca ha querido comprar lotería porque sería un abuso). 

Después de contarte sólo un poco de su historia (SPOILER - al final no sabremos nunca cuál era su nombre real), volvemos al punto actual y a la boda del Fermín con la Bernarda. Por el camino Daniel, si cabe, se envenena más a sí mismo y ya no es ni simpático. Yyyyy, el libro se acaba sin terminar de contarte nada. Ah, pero con un enlace directo al juego del ángel, de casi obligada lectura posterior (bien hecho Ana, al final tu orden de selección ha sido el bueno).

Resumiendo: con todo ello se responden varios de los imponderables del primer párrafo: ¿Cómo puede ser tan fino? Pues porque no es un libro, es sólo medio libro -que te cuesta un euro menos de lo que sería el libro gordo que tendrían que haber sacado a la venta- de tal manera que así gana el escritor ahora y después, gana la editorial ahora y después y pierde el lector ahora y más adelante. Genial. Y en plena crisis oiga, exprimir a los lectores que quieren terminar sus sagas a gusto... qué úlceras se me abren, qué úlceras.
¿Realmente será el fin de la trilogía? Ni de coña, ya no es trilogía, ahora parece que es una tetralogía. Y el cuatro nunca ha sido un número muy resultón, te digo yo que esto me huele a pentalogía de tapadillo.
¿Será un libro paralelo? Pues sí y no, paralelo es, porque como ese tan moderno fenómeno televisivo de las spin-off.
¿Será mejor que el juego del ángel? Pues a priori sí, porque a este le doy un aceptable (a pesar de todas mis quejas se deja leer bien, tufillos de inspiración Dumas a parte) y la otra no me moló nada en absoluto.

Y ahora otra cosa totalmente distinta que me surge ¿Alguien más se ha preguntado por qué todos los personajes de Zafón son tan simpáticos e ingeniosos al trato?¿Cómo es posible que hasta el más simple camarero de bar tenga una capacidad de réplica que ya me gustaría a mí? Porque que la tenga Fermín, pues vale, pero la tiene él, todas las chicas que han salido en los tres libros, camareros, vecinos, amigos, ex-amigos, libreros varios... Vamos, que es un gusto, que nadie respondía con monosílabos en la Barcelona de la época. 

Finalmente, sopesando lo que me has contado y lo que me has dejado de contar y lo que he disfrutado y lo que me he indignado a la vez... la nota resultante es complicada. Es un 6 de indignación y un 7 de escritura, pero no me convencen ninguna de las dos. 
Dejémoslo en un 6,5. Ni pa ti ni pa mi, Zafón.


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